miércoles, 21 de diciembre de 2011

Las exsiamesas Teresa María y María Teresa Tapia Sanatis entraron ayer diciendo “bay bay” con sus manos, y aplaudiendo al salón de embajadores del Palacio Nacional, donde fueron recibidas por la primera dama Margarita Cedeño de Fernández, tras su regreso de Estados Unidos, luego de ser sometidas a una exitosa cirugía de separación.
Fue una ceremonia cargada de emociones y las lágrimas no cesaban en los ojos de la Primera Dama, quien hizo un recuento de lo que han sido las vidas de las niñas desde su nacimiento hasta ayer.
Las hermanas entraron al salón decorado con globos de colores, en brazos de su madre, Lisania Sanatis y del hermano de las niñas, Alexander Tapia Sanatis, pero una vez fueron acomodadas en la mesa principal que encabezaba Cedeño de Fernández, hicieron las travesuras características de su edad de 20 meses.
Se bajaban de los brazos de su madre y hermano, quienes permanecieron atentos a las bebés para que no se fueran a caer.
“Estoy feliz. Fue un proceso duro por el que atravesamos. El día de la cirugía no pude dormir, porque se trataba de un proceso delicado, pero por fin las tenemos separadas, muy sanas en el país y eso me llena de mucha alegría”, dijo la Primera Dama, quien no podía contener las lágrimas.
Cedeño de Fernández indicó que se involucró tanto con las niñas que las siente como hijas suyas.
Previo a dar las gracias, mientras estaba en la mesa principal, acariciaba a las gemelas, las cargaba y les hacía gracia, mientras las pequeñas jugaban y una de ellas le daba besitos a uno de sus tres hermanos.
“Estoy contentísima. Sus padres me la dieron de ahijadas y eso la verdad lo recibí con mucho cariño. Yo quería tener mellizos y Dios me las dio a ellas”, dijo.
La Primera Dama se traslado al Aeropuerto de Las Américas a  recibir a las hermanas quienes regresaron al país a las 5:00 de la tarde en el vuelo 783 de American Airlines acompañadas de su madre y de una tía, María Valdez.
Conmocionada al ver a las dos niñas sanas y salvas, la Primera Dama mostró su alegría y satisfacción y agradecimiento a Dios, que las siamesas María Teresa y Teresa María estén de regreso a su tierra natal en perfectas condiciones de salud.
Destacó que para lograr que las niñas fueran separadas buscó apoyo en los centros de salud dominicanos y del extranjero, y no fue hasta los 15 meses de nacidas cuando recibió llamadas del Children’s Hospital of Richmond de Virginia EEUU.
“Yo pienso que esas niñas están en mi camino por alguna razón”, manifestó la Primera Dama.
De su lado, la madre de las gemelas, Lisania Sanatis, dijo que se siente una mujer nueva, y agradeció a Dios que le puso a la Primera Dama en su camino para que sus hijas pudieran vivir una vida separadas.





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